Comunicación no verbal

Concepto

La comunicación no verbal, incluida en el amplio campo de la Semiología o Semiótica (Peirce 1987, Sebeok 1996, Eco 2005, Serrano 2000), es el proceso que se origina mediante el envío y recepción de mensajes en los que el elemento léxico está ausente. Es un tipo de comunicación que se  produce, por tanto, a través de signos que carecen de una estructura sintáctica, por lo que, a diferencia del lenguaje verbal, no pueden ser analizados en secuencias de constituyentes lineales y jerárquicos. Estos mensajes no verbales pueden ser activados a través de gestos, posturas o movimientos corporales, expresión facial, contacto visual, etc. (Fast 1994). En tal caso, la comunicación no verbal suele ser de carácter paralingüístico, es decir, acompaña a la expresión verbal ratificándola, matizándola, ampliándola o, a veces, proporcionando información contradictoria.

También se incluye en la amplia casuística de la comunicación no verbal aquella que se establece a partir de elementos culturales tales como la indumentaria, el peinado, o incluso la arquitectura, la disposición de los objetos, o bien el mundo de los símbolos y las señales (Prieto 1968). Los animales también son capaces de establecer ciertos tipos de comunicación no verbal, lo que es estudiado por la Zoosemiótica.

Comunicación no verbal y comunicación no oral son conceptos diferentes, ya que existen formas de comunicación verbal (es decir, con estructura lingüística o sintáctica) no orales, como por ejemplo la comunicación escrita y las lenguas de señas. Igualmente existe comunicación no verbal que puede ser producida oralmente, como los gruñidos y otros sonidos onomatopéyicos. La comunicación no verbal, en realidad, ha fascinado durante siglos a los creadores (pintores, escultores, novelistas, etc.) pero fue sólo en la década de los 50 del pasado siglo cuando surge el interés científico por ella: el antropólogo Ray Birdwhistell asombró con su Introduction to Kinesics (1952); el psiquiatra Jürgen Ruesch y el fotógrafo Weldon Kees publicaron el primer libro que utilizó en este ámbito la expresión “no verbal”: Nonverbal Communication (1956); otro antropólogo, Edward T. Hall, publicó The Silent Language (1959), tras varios años de investigación del uso del espacio por los seres humanos, abriendo el campo de la Proxémica, continuado después en 1966 con The Hidden Dimension. Otros investigadores han realizado notables aportes sobre la comunicación no verbal, como Flora Davis (1998), el psicólogo Paul Ekman (1994) o Allan Pease (2006).

En la investigación de la comunicación no verbal están implicadas, pues, varias disciplinas: la Semiología, la Lingüística, la Psicología, la Psiquiatría, la Sociología, la Antropología o la Etología, lo que demuestra las enormes perspectivas de futuro que se abren para los estudios de la comunicación no verbal.

Análisis

La importancia de la comunicación no verbal se pone de manifiesto en la vida cotidiana de las personas, aunque a veces los hablantes no seamos muy conscientes de ello: los especialistas afirman que “no más del 35 por ciento del significado social de cualquier conversación corresponde a las palabras habladas” (Davis 1998: 42). De ahí la necesidad de estudiar este “mundo subterráneo” que no por más velado comunica menos (Poyatos 1994).

Ray Birdwhistell (1979) fue el investigador pionero de la Cinética, o estudio de los movimientos y gestos corporales significativos. Con un riguroso método demostró a mediados del siglo XX que existe una correspondencia entre la cinesis y el lenguaje: así como el discurso puede descomponerse en fonemas, morfemas, palabras, oraciones, etc., en la cinesis existen unidades similares, con semejante estructuración; la menor de ellas es el movimiento que denomina kine. A partir de ese descubrimiento dedicó numerosos estudios al comportamiento gestual de los norteamericanos, estableciendo un catálogo de los kinemas (o conjunto de kines) propios de esa cultura (que puede variar con relación a otra) y estableciendo un complejo sistema de notación kinográfica. También a Birdwhistell se debe la idea de que “el cuerpo comunica por sí mismo”, y no sólo por la forma en que se mueve o por las posturas que adopta.

Junto a este tipo de comunicación, existen otros sistemas de signos que son utilizados por algunas personas discapacitadas: aquellas que tienen dañados el oído o la vista (o, en casos más raros y extremos, ambos sentidos, como el conocido caso de Helen Keller (2012), relato fascinante del descubrimiento tardío del lenguaje por parte de una adolescente sordo-ciega). En el primer caso, (en las genéricamente denominadas lenguas de señas), los sonidos del lenguaje articulado son sustituidos por gestos percibidos visualmente (empleando alfabetos grafemáticos, o bien signos gestuales de carácter morfemático, o ideográficos) (para una reveladora descripción del mundo de las personas sordas puede verse Sacks 2003); en el segundo caso, en el de las personas ciegas, la incapacidad afecta a su camino hacia la escritura, que sólo pueden adquirir mediante el sentido del tacto (escritura Braille).

La Proxémica (término acuñado por E. Hall en 1966) se ocupa del empleo, generalmente inconsciente, que el ser humano hace del espacio (si bien, no deja de incluirse en estos estudios el concepto de territorialidad que manejan también los animales: “distancia de huida”, “distancia crítica”, etc.), teniendo en cuenta que este uso e interpretación del espacio puede variar de una cultura a otra. Es conocida la escala hipotética de distancias confeccionada por Hall en 1966 en el ámbito de la interacción humana: distancia íntima, personal, social y pública. El mensaje global que se pretende transmitir en este tipo de estudios sobre Proxémica es que también “el espacio comunica” (Davis 1998: 122).

Como sistema paralelo al lenguaje oral, y en parte reflejo de él, la escritura pretende ser desde hace al menos cinco mil años “sistema de intercomunicación humana por medio de signos convencionales visibles” (Gelb 1993: 32). Suele clasificarse atendiendo a la relación entre los símbolos gráficos y los sonidos de la lengua: en el primer caso se habla de escritura fonológica, en la que cada una de sus unidades gráficas representaría los fonemas, o las sílabas, o los morfemas y palabras de la lengua oral (así, el alfabeto latino, los silabarios japoneses, los caracteres chinos, los glifos mayas, etc.); en el segundo caso se habla de escritura no fonológica, construida a base de pictogramas o ideogramas (así, la escritura cuneiforme, los jeroglíficos egipcios, los pictogramas en los aeropuertos, etc.). Se puede considerar la escritura como uno de los grandes logros de la humanidad por haber hecho avanzar la evolución del pensamiento lineal y haber permitido la permanencia del legado cultural de los pueblos a través de su literatura.


En el ámbito de la Zoosemiótica ha centrado el interés de los científicos especialmente el “lenguaje” de las abejas (el trabajo de 1927 de K. von Frisch es un clásico)  y más recientemente el de los chimpancés (Gardner & Gardner 1969). Estos trabajos han hecho avanzar las reflexiones sobre las diferencias que presenta el lenguaje humano frente al “lenguaje” de los animales; así, entre las características que se han señalado en este último destacan: su no discrecionalidad, su transmisión unilateral, su limitado contenido informativo y su carencia de un orden lineal (Benveniste 1985). Pero también es cierto que estas investigaciones han servido como revulsivo para cuestionar los supuestos privilegios y la singularidad del lenguaje humano, hasta ahora indiscutidos.

Implicaciones

El desarrollo práctico de los temas aquí señalados es de fácil y amena aplicación en el aula. Se sugiere profundizar en el estudio e identificación de los gestos humanos con comentarios de textos extraídos de la obra clásica de Ray Birdwhistell (1979 [1970]), así como con la realización de transcripciones prácticas con kinemas y otras notaciones kinográficas propuestas por este autor.

La comprensión de la importancia del uso del espacio por parte de los seres humanos y los animales podrá ser incrementada con la exposición y comentario de casos prácticos similares a los que figuran en el libro de Edward T. Hall (1985 [1966]).

El aprendizaje teórico de las lenguas de señas podrá ser complementado con prácticas comunicativas entre los alumnos sirviéndose de tales signos. Por último, con relación a los sistemas de escritura, se sugiere el visionado y comentario de diferentes tipos de escritura utilizados en muy diversas partes del mundo, sobre la base del libro de Gelb (1993).

Referencias

Benveniste, E. (1985 [1966]). Problemas de lingüística general. Madrid: Siglo XXI Editores.                

Birdwhistell, R.L. (1979 [1970]). El lenguaje de la expresión corporal. Barcelona: Gustavo Gili.

Davis, F. (1998 [1971]). La comunicación no verbal. Madrid: Alianza.

Eco, U. (2005 [1968]). La estructura ausente (Introducción a la semiótica). Barcelona: Lumen.

Ekman, P. (1994). The Nature of Emotion: Fundamental Questions (with R. Davidson). Oxford: University Press.

Fast, J. (1994 [1991]). El sublenguaje del cuerpo. Barcelona: Paidós.

Frisch, K. von (1999 [1927]). La vida de las abejas. Buenos Aires: Hemisferio Sur.

Gardner R.A. & B.T. Gardner (1969). Teaching sign language to a chimpanzee. Science, 165, 664-672. Trad. esp.: Cómo enseñar el lenguaje de los sordomudos a un chimpancé. En V. Sánchez de Zavala (ed.) (1976). Sobre el lenguaje de los antropoides (pp. 24-58). Madrid: Siglo XXI.

Gelb, I.J. (1993 [1952]). Historia de la escritura. Madrid: Alianza Editorial.

Hall, E.T. (1985 [1966]). La dimensión oculta. México: Siglo Veintiuno Editores.

Keller, H. (2012 [1908]). El mundo en el que vivo. Girona: Atalanta.

Pease, A. y B.  (2006 [1981]). El lenguaje del cuerpo. Barcelona: Amat.

Peirce, Ch.S. (1987). Obra lógico-semiótica. Madrid: Taurus.

Poyatos, F. (1994). La comunicación no verbal. Madrid: Istmo, 3 vols.

Prieto, L.J. (1968). Mensajes y señales. Barcelona: Seix Barral.

Sacks, O. (2003 [1996]). “Veo una voz”: Viaje al mundo de los sordos. Madrid: Anaya / Mario Muchnik.

Sebeok, Th.A. (1996 [1994]). Signos: una introducción a la semiótica. Barcelona: Paidós.

Serrano, S. (2000 [1981]). Signos, lengua y cultura. Barcelona: Anagrama.

Fecha de ultima modificación: 2014-02-05